Es Navidad, una vez más.
Y el tiempo transcurrido desde la última, veloz, silencioso, pareciera haber especulado con mi descontada distracción, una vez más también. Y aún cuando los recuerdos, ruidos, fotografías, capturados en aquella noche me resulten cercanos, y apenas si note diferencias físicas propias, algunas ajenas y pueda recordar cada detalle, cada instancia, cada sensación, un año ha pasado. Al mirar hacia atrás, puedo verme, a lo lejos, sumergido, por un lado, en mi mundo que siempre constituyó mi cálido refugio y el motor de mi incesante búsqueda, y por otro, quebrando la bruma de mi segura e inalterada rutina, compartiendo una Nochebuena inusual, entre sonrisas corteses y conversaciones formales, deseando poco más que salud y bienestar para quienes amo, y tranquilidad y bonanza para un viaje en ciernes.
Trescientos sesenta y cinco días, de veinticuatro horas cada uno, con todo lo que eso significa, han pasado desde entonces. Y la vida, súbitamente, sin preaviso o advertencia alguna, se me ha transformado en más de un sentido. Circunstancias involuntarias, muchas lágrimas, deseos, hechos, dichos y decisiones ajenos, fortuitos o no, han tenido que ver.
Tal y como le sucede a todo el mundo, porque así debe ser la vida.
Hoy, vientos de cambio que me han tenido demasiado tiempo alejado de aquí y de casas amigas, acarician mi piel y alborotan mi interior, desplegando ante mí un camino incierto y enigmático, y no por ello menos seductor y, sin duda, prometedor. Porque así como a cada recodo habrá riesgos también estará colmado de oportunidades, y, sobre todo porque, quizás ahora que los acontecimientos recientes me han vuelto un poquitín más sabio, sepa verlas mejor.
Hoy, vientos de cambio que me han tenido demasiado tiempo alejado de aquí y de casas amigas, acarician mi piel y alborotan mi interior, desplegando ante mí un camino incierto y enigmático, y no por ello menos seductor y, sin duda, prometedor. Porque así como a cada recodo habrá riesgos también estará colmado de oportunidades, y, sobre todo porque, quizás ahora que los acontecimientos recientes me han vuelto un poquitín más sabio, sepa verlas mejor.
O, cuanto menos, más claramente.
Es Navidad nuevamente, y con ese año cumplido, va también el tiempo transcurrido desde que la pluma e imágenes de este Vaquero Soñador hicieron su tímida aparición por primera vez. Cuánto debo agradecer a este maravilloso espacio, cuánto, nadie lo imagina.
Hoy, en virtud de este especial momento, de esta celebración única, entonces, quiero, exclusivamente, dedicar mi fugaz regreso a desearles a miembros de la hoguera, brokies y bloggers amigos, visitantes, cibernautas, todos quienes hayan o no, dejado su afectuosa, elogiosa y fiel huella aquí, una hermosa Nochebuena, acompañada de un tendal de bendiciones y suaves vientos de renovación para cada uno de los días de, lo que espero sea, un venturoso 2008.
Hoy, en virtud de este especial momento, de esta celebración única, entonces, quiero, exclusivamente, dedicar mi fugaz regreso a desearles a miembros de la hoguera, brokies y bloggers amigos, visitantes, cibernautas, todos quienes hayan o no, dejado su afectuosa, elogiosa y fiel huella aquí, una hermosa Nochebuena, acompañada de un tendal de bendiciones y suaves vientos de renovación para cada uno de los días de, lo que espero sea, un venturoso 2008.
Feliz Navidad, buena vida y mucho Amor para todos.
JfT
4 comentarios:
No sabes cuanto me identifico con tus palabras...
Un año más aquí, un año más de vida y tantas cosas han cambiado...
Es para mi un lujazo ser la primera en poder dejar un comentario.
No cambies nunca amigo, se siempre ese vaquero tan humano, sencillo y puro, como el espíritu de la montaña, nuestra montaña, nuestro libro azul.
Compartir contigo es un auténtico privilegio.
Y aunque ambos sabemos que las circunstancias no son las más favorables, compartamos esta noche el espíritu de la Navidad con el firme propósito de que este espíritu nos acompañe todos los días que les queden a nuestras vidas.
Te haces querer Walt!!!
Un beso y un abrazo con todo mi cariño.
(Mountain)
Feliz Navidad para tí, Amigo del alma, vaquero querido..
trescientos sesenta y cinco besos te esperan desde que arranque el nuevo año...
y mientras tanto, mi deseo de ese calor profundo en estos días del color de las estrellas.
Maricarmen
Felices Fiestas JFT, que el viento sople siempre a tu favor, y que lleves las riendas, vaquero.
Un abrazo grande que cruza océanos y montañas.
Nos vemos por los caminos.
Pero qué colgada... recién vengo por acá hoy. Ya hemos hablado hasta por los codos como es nuestra costumbre... y fue "poco" porque ha sido charla telefónica, que si no... ja ja ja!!!
Felicidades para vos querido amigo. Muchas. Porque te las merecés toda, porque eso de la sabiduría lo tenés en el alma y te brota por los poros. Y por eso te admiro.
Que el 2008 venga con un sinfín de buenas aventuras por contar y un gran futuro que recién comienza.
Publicar un comentario