martes, 3 de abril de 2007

Brokeback Montevideo


Una Buenos Aires de cielo de tormenta quedaba atrás despidiéndonos con indiferencia. El barco lentamente se internaba en un río de la Plata revuelto y oscuro. A bordo, un Hada, una Duendecilla, un Vaquero de espíritu agitado y este soñador, ansiosos y llenos de expectativas.
Los alcances del efecto de aquella historia del amor de dos vaqueros en la montaña de nombre difícil habían llegado a su pico más alto.
Reunirnos.
En un viaje que sería un encuentro.
Quién lo hubiese dicho?

Mucho había compartido, mucho era tácito, mucho había por conocer también. Al verse, no fueron necesarias presentaciones ni explicaciones. A cambio, hubo abrazos genuinos, sonrisas luminosas, risas francas. Palabras cálidas, confiadas, pusieron mandíbulas y lenguas en ajetreado movimiento. Primeras fotos. Un poco de frivolidad y consumismo no vendría mal. Corrimos al freeshop. Los precios de todo y el bamboleo del barco produjeron un mareo y náuseas que nos apaciguaron. Trastabillamos y zigzagueamos de vuelta a nuestros asientos con las manos vacías.
Un viaje que, largo, resultó corto. Pisamos tierra uruguaya en la ciudad de Colonia. Dos mezquinas horas de sueño en el bus sería todo el descanso de ese intenso día.
Una Montevideo lluviosa y desierta nos dio la bienvenida. Caminamos en esa mañana fría y muy gris, descubriendo una ciudad extraña, intercambiando sensaciones, miradas, mientras seguíamos al vaquero guía.
Nos registramos en un hostel muy a mano de todo, excepto de la estación de buses. El Hada y quien escribe maldijimos el tipo de equipaje elegido.
Un desayuno reparador fue una acogida estupenda. Ya allí tuvimos una idea del clima que se vivía donde nos hospedaríamos.
Un pequeño paseo nos da una idea de los alrededores del lugar. Céntrico y muy tranquilo.
Todo me hace sentir como si hubiera retrocedido en el tiempo. Lo que veo coincide con fotografías de mis viejos en su luna de miel en esa misma ciudad. La noche en vela de a poco deja ver sus secuelas, las dos vaqueras y yo parecíamos sonámbulos en aquel mercado de artesanos. Hacemos caso omiso, hay mucho por hacer y vivir.
Hora de conocer al vaquero Charrúa, que, vacilante, se hace presente en el hostel. Titubeos iniciales, luego abrazos y palabras van rompiendo el hielo. El mate acompaña el momento, acercándonos más.


Salimos en camino a la Quedada al Sur del Mundo. Recorremos la avenida 18 de Julio y decidimos almorzar, antes de encontrar a la vaquera faltante. Hay nervios, que se disipan con frankfurters, húngaras y ravioles. La plaza de en frente, el sitio de encuentro.
La vaquera se hace esperar. Un auto se detiene. Ana en Brokeback Mountain baja de él. Cuando aparece, todo es sonrisas y abrazos nuevamente. Palabras formales crean el espacio para la confianza y la franqueza. Las risas cómplices no tardan en llegar.
Comienza oficialmente la Primera Quedada Brokeback al Sur del Mundo en Montevideo, Uruguay. Los vaqueros departimos animadamente mientras marchamos, nos dejamos llevar y lo disfrutamos.
Sin darnos cuenta, llegamos a la Plaza Independencia, visitamos el solemne mausoleo al héroe nacional, Artigas. Continuamos la marcha hacia la Ciudad Vieja.
Ana en BbM y este soñador entablamos furibunda charla. Los escenarios nos pasan por detrás como aquellas películas en que alguien conduce un auto y el fondo está realizado con otra película. Atravesamos una plaza pequeña, circular, con un gran monumento en el medio. Cuando vemos el otro lado, gran sorpresa. La estatua de un gaucho arriando una pequeña manada de ovejas, este vaquero no quiso perder la oportunidad de emular la escena del arrullo de Ennis a Jack en el flashback...
Poco después es tiempo de brindis, de probar el famoso medio y medio uruguayo. Es momento de conversar todos juntos, y Brokeback es el tema, pero el ambiente en el bar abunda en ruido y alegría. Ana inmortaliza el momento regalándonos pulseras con un dibujo de montañas. Primer símbolo del encuentro, que enseguida rodea mi muñeca. Hermoso.
La marcha y la conversación continúan por la rambla a orillas del ancho río de la Plata. Perdemos la noción de distancias y tiempos, la vida que exudan nuestras palabras es todo lo que cuenta.
El mundo se encargó de girar más rápido bajo nuestros pies flotantes porque de pronto estamos a escasos metros del hostel. Es hora de intercambio de obsequios en la habitación.
El Hada reparte los souvenirs de la quedada que hizo con todo amor; la foto de Jack y Ennis durante el arrullo de pie enmarcando un almanaque que comienza en abril y un pequeño sombrero de vaquero. Más adecuados y significativos, imposible. Ana del Norte recibe una armónica que deberá aprender a tocar soberbiamente en un año. El vaquero Charrúa nos regala la música del trovador que admira y atesora. Todos nos emocionamos.
Y yo que en aquel febrero de 2006 me preguntaba si estaría sólo en todo esto, sonreía.


Brokeback pegó duro. Luego nos hizo tanto bien...
En primer lugar, gestó este vaquero soñador que, ahora, vive a corazón galopante más que nunca antes en su vida.
Hubiese podido rehusarme, después de conocer al apasionado Jack fucking Twist, y al atribulado Ennis del Mar, envueltos en un amor de montaña y bosque que tatuó sus vidas de manera implacable?
Hubiese podido, después de calentar mi alma agitada en una poblada hoguera de un libro azul tan reconfortante como compañera?
Habiendo dado con Ana en Brokeback Mountain y sus contagiosas palabras frescas y puras como agua de manantial?
Descubriendo que la dueña de las poéticas e inspiradoras Palabras al Sur del Mundo vive en mi ciudad y con eso que no estaba solo en esto en mi tierra?
Que el mensaje de una historia de amor única había generado en tantísima gente distinta la necesidad de expresar amor y belleza en sublime poesía?
...
Y podría ahora torcer el rumbo?
Cómo, si la vida misma y esta inolvidable Quedada se han encargado de sellarlo para siempre, a través de la magia y el amor de un Hada poderosa, la sonrisa luminosa y el cariño de una Duendecilla juguetona, la confianza instantánea de una Vaquera española llena de poesía, la amistad de un Vaquero inquieto y generoso, y el valor y la conmovedora entrega de un Jack Twist montevideano...
No hubiese podido. No podría jamás.
Por eso, gracias a los cinco vaqueros por haber hecho posible esta quedada que ha hecho más profunda la marca, más indeleble la huella, más trascendentes las enseñanzas, más amoroso el camino.

Más vivida la vida.

Más amado el amor.

8 comentarios:

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

Qué emoción leerte mi Vaquero Soñador, Caballero dulce y Amigo... Distintas miradas compartiendo el mismo sentimiento, un contacto más allá de lógica y razón, una afinidad única e inexplicable: BBM (Mountain/Montevideo).
No lo planeamos en detalle, sólo nos dejamos llevar por la suave guía del Vaquero Inquieto y por los instintos que nos llevaron aún más lejos de la realidad.
Sí, el mundo giró más rápido que nuestros deseos y nos quedó tanto pendiente por decir, tantos sentimientos contenidos... sin embargo... está la red de redes, está la inmediatez del teléfono celular y sus SMS, la intimidad de estos trozos de nosotros mismos, los blogs... y aquí nos seguiremos encontrando, una y otra vez, hasta que Anita vuelva a decirnos que pone proa al Sur del Mundo y/o hasta que el Charrúa avise que está dispuesto a pegar un salto sobre el charco chico... y estaremos juntos, un rato, otra vez y otra más y otra... porque hay mucho camino por recorrer. Esto no ha terminado, apenas ha comenzado... ¿verdad?

Gracias por tu relato, me hiciste recordar, reir y emocionar.

Un beso GRANDE. Te quiero mucho!

Anónimo dijo...

Es verdad todos nos dejamos llevar, dejamos aflorar los sentimientos de manera espontánea, natural, todo se dió de una manera super especial, pese a ser todos tan distintos nos unió ese sentimiento que se gestó a partir de una película, pero que estaba arraigado desde siempre en nuestros corazones.....

Pues nada mi dulce, que la vida me regaló la posibilidad de conoceros a todos, de saber que sentían y como pensaban, y eso, que el tiempo voló de una manera tan rápida, que esos dos días o día y medio si se quiero fue tan fugaz...quedó tanto por hablar, sentir y vivir.....en fin sé que éste solo fue el comienzo de otros tantos momentos que hemos de compartir, mientras eso se pueda dar, estaremos siempre juntos por este medio e inmortalizados por las fotos delsábado y ese domingo que nunca, nunca olvidaremos ya...

Gracias por hacer que yo reviva ese tiempo tan maravilloso!!!
Te quiero mucho mi dulce Walt

Ro

Maricarmen dijo...

Es una alegría saber que la experiencia de ese encuentro ha fortificado aún más los lazos del cariño. Gracias vaquero por traernos con tus palabras un pedacito de cielo.

Un abrazo

Brokemac24

Mister yo dijo...

Buen ralato, gusto leerte.

saludos de chile. te agregara a mis contactos deblog

cuidate y vivitame

Anónimo dijo...

Felicidades Vaquero por ese placer compartido y tu hermosa sensibilidad.

Ana dijo...

Llego tarde pero ya sabes de mis líos...
Suscribo todo lo que has escrito y añado la emoción de conoceros pese al poco tiempo y las ganas de compartir más.
La distancia es solo un mar pero hay otro que nos une a través de las palabras y los sentimientos que son muchos. Nunca olvidaré aquella tarde-noche y espero poder repetirla en Buenos Aires, esta vez me toca a mí probar el Buquebus e ir a vuestro encuentro.
Gracias por tus palabras, las de ahora y las de aquel día, fue un inmenso placer compartir tanto mirándonos a los ojos.
Un beso enorme a mis locos sureños.

Alas dijo...

Te lo mereces vaquero, tan lleno de amor, soy muy feliz por ti!!!

Anónimo dijo...

Con la sensibilidad de tus palabras me has hecho sentir como si hubiera estado allí.

Es lo más hermoso ... compartir las risas, escuchar las voces, poder mirarse a los ojos ... y te quedas prendado de unos corazones como el tuyo donde no hacen falta palabras para inundarte de un inmenso cariño compartido.

Me alegro tanto por vosotros!!!

Besitos.